Fútbol Argentino/Futbol Sudamericano

La muñeca del Muñeco

El Club Atlético River Plate consiguió romper los maleficios tras 19 años de sequía en el torneo más importante del continente, obteniendo la tan deseada e impensada Copa Libertadores de América, tras su paso por la B Nacional del fútbol argentino. Ramón Díaz dejó a su equipo campeón en buenas manos, era la hora de Marcelo Daniel Gallardo.

El ‘Muñeco’ como es conocido en su país, instauró en sus comienzos, un nuevo estilo de juego basado en la obsesión por tener y recuperar tras pérdida -cuanto antes- el balón. Un 4-3-1-2 que fue modificado por Gallardo dependiendo de la situación. Matías Kranevitter se erigió en un magistral 5 de quite y toque, él sólo era capaz de realizar varios tackling por encuentro y ahorrarle trabajo a su defensa. Una defensa que quizás sea el punto débil a trabajar. Si bien Marcelo Barovero tuvo actuaciones grandilocuentes, no termina de ser ese arquero que transmite gran seguridad y poderío aéreo. Jonathan Maidana es el central que apaga los fuegos ocasionados por su compañero Ramiro Funes Mori (en ocasiones, más importante en área rival que en la propia) y en los laterales, Gabriel Mercado ha sido mejor y más regular que su compañero Leonel Vangioni. Ariel Rojas hizo el trabajo oscuro que nadie ve, auxiliando a Kranevitter cuando este lo necesitaba mientras que Carlos Sánchez jugó siempre con mucha más libertad aportando un gran número de goles. En ataque, Teófilo Gutiérrez y Rodrigo Mora rozaron el sobresaliente y un Leonardo Pisculichi que fue de más a menos desde el primer semestre hasta la Libertadores donde terminó siendo un actor de reparto.

Mi metodología se sostiene en mi equipo. Tengo uno muy bueno: asistentes, grupo físico, mi cuerpo médico. Desde la utilería a la cocina. Yo gestiono un equipo. Trato de hacerlos sentir valorados, responsables y convencidos. Además, es un grupo de jugadores solidario, humilde y eso facilita todo lo demás. Creo en los grupos humanos, en las personas. Y creo en el trabajo. Si tengo personas trabajadoras, sé que voy a salir adelante. Se incorporó a la especialista en neurociencia Sandra Rossi. Sumar algo más que no tenga que ver con el entrenamiento de campo, pero sí relacionado al entrenamiento mental, visual, de anticipación. Aquellos jugadores que piensan mejor, más rápido, con más herramientas para resolver son los que hoy hacen la diferencia. Y si además tienen incorporado lo técnico, lo táctico y lo físico se potencian más. Pero el motor es la cabeza. Los jugadores más inteligentes generan mejores resultados. Los que resuelven situaciones complejas son unos pocos talentosos, pero necesitas jugadores inteligentes para lo colectivo.

Una de las decisiones que más acentúan el trabajo del entrenador fue el ingreso al once titular de Leonardo Ponzio, un tipo con experiencia y mucho roce que en más de una ocasión flirteó con la expulsión, sacando beneficio del paupérrimo nivel de arbitrajes en Sudamérica (la tolerancia a las patadas y la permisividad quedó evidenciado en la última Copa América). El exjugador del Zaragoza fue clave en los duelos ante Boca Juniors tanto por Copa Sudamericana como por Copa Libertadores. Gallardo no dudó y cuando tuvo que ser pragmático no le tembló el pulso pese a tener un ideal distinto. Kranevitter no era el mismo tras su lesión y su equipo se resentía en transiciones defensivas. River lo agradeció y logró, además de los trofeos continentales, darle la vuelta a la historia en los enfrentamientos contra su máximo rival. A destacar también los refuerzos del Muñeco, que tan buen resultado le dieron al club Millonario como Lucas Alario o Tabaré Viudez. Fue elocuente y responsable con el grupo en la decisión para con Pablo Aimar y no tuvo reparos en sentar en el banquillo a jugadores históricos del club como Fernando Cavengahi, Javier Saviola o Lucho González.

Hay mensajes que son más sentidos que otros. Está también ese mensaje más chabacano y superficial: vamo a dejar todo, vamo a poner huevo. Creo en el más sentido, en decirles que salimos a la cancha a defender algo y a sentirnos bien con nosotros mismos. Siempre hay algo en juego. Uno es un privilegiado de poder salir a la cancha y representar diferentes niveles de pasiones. Después de esto no deben haber cosas en el deporte que despierten tantas sensaciones distintas. La pasión es un rasgo muy marcado de lo que siento. Eso tiene que estar reflejado en mi equipo. Puede perder, puede ganar, pero tiene que haber esa pizca de pasión. También tiene que haber dedicación, trabajo y compromiso: cosas básicas, pero elementales.

Un grupo mentalizado y muy fuerte psicologicamente que pasó por varios momentos desagradables como el incidente -el famoso gas pimienta- en La Bombonera en la vuelta de los octavos de final de Libertadores.  También, con la opción del doblete Sudamericana-Torneo Local, Gallardo tomó la decisión de poner un equipo muleto ante Racing Club, perdiendo finalmente el campeonato doméstico a horas de un vital y trascendente choque por semifinales de Copa Sudamericana ante su sempiterno enemigo. Se repuso de la caída ante La Academia y eliminó a Boca pese a estar en las cuerdas desde el minuto uno tras un penal atajado por Barovero a Emanuel Gigliotti. Cabe destacar lo que sufrió el equipo en la primera ronda de la Libertadores en un grupo a priori accesible y que terminó siendo harto difícil.

River llegó al penúltimo partido del grupo con tres puntos, resultado de tres empates (uno rozando el ridículo ante un pobre Juan Aurich en tierras argentinas) y una derrota. Prácticamente eliminado ante Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León en México, fue capaz de empatar un 2-0 en contra en los tres minutos finales para días más tarde vencer a San José de Oruro en El Monumental, clasificando a octavos de final como el peor segundo y gracias al triunfo de Tigres (un acto de honestidad brutal que acabó costandole caro) en Perú ante Juan Aurich. Tras vencer por la mínima en casa a Boca, sufrió el lamentable incidente en La Boca y clasificó a cuartos de final, eliminando al mejor equipo de la fase de grupos.

Ya en las instancias finales, dio vuelta el pésimo 0-1 de casa ante el Cruzeiro, al que derrotó por 0-3 en Belo Horizonte dando un puñetazo encima de la mesa y declarando al unísono, su evidente favoritismo al título. Más tarde eliminaría al Guaraní golpeando en en el momento justo -como sólo un campeón sabe hacer- al igual que en la vuelta de la final ante Tigres como local tras un importante 0-0 en el Estadio Universitario de Nuevo León. Su juego no acabó siendo brillante como en los inicios de la era Gallardo pero River generaba sensaciones positivas en todo momento, como si de una película se tratara en la que (normalmente) ganan los buenos y el protagonista principal nunca muere. El Muñeco se fue adaptando a todas las circunstancias, demostrando incluso una gran lectura a la hora de hacer modificaciones cuando su conjunto lo necesitaba.

Más allá de todos los méritos del club con más títulos a nivel local, el fútbol sudamericano a nivel de clubes se halla inmerso en una profunda crisis de identidad. Muestra de ello y un ejemplo triste pero real es lo que acontece en Brasil. Los temibles equipos de los ’90, donde obtener un ‘buen resultado’ como visitante era perder por la mínima o consumar un milagroso empate, se han transformado en conjuntos frágiles y poco competitivos. En la presente edición, sólo Internacional de Porto Alegre logró disputar las semifinales de una Libertadores en la que participaron cinco elencos brasileños. A mayores, destacar el pobre nivel que se visualiza jornada tras jornada en el Brasileirao. Peñarol y Nacional en horas bajas no clasificaron, los equipos chilenos no elevaron su nivel emulando a su selección, tampoco Venezuela, Colombia ni Perú. Los bolivianos y ecuatorianos continúan siendo una visita muy incómoda e inexpugnable pero su nivel fuera de casa es antagónico. Los más regulares han sido los paraguayos quienes han jugado dos semifinales consecutivas con Nacional y Guaraní.

Está todo mucho más globalizado. Pero hay que adaptarse a las diferentes culturas y mentalidades. Me pasó en Uruguay, me pasó acá. Si quiero tener una innovación en un país con distinto grado de desarrollo va a llevar mucho tiempo y el fútbol no te da tiempo. Si no lográs resultados, no podés desarrollar nada a mediano y largo plazo. Tenés que saber dónde vas a incorporar algo porque se tiene que adaptar rápidamente.

Tras una Copa Sudamericana, una Recopa, la Libertadores y la última obtención de la Suruga Bank, espera el Mundial de Clubes en Tokio. Una deuda pendiente tras la caída ante la Juventus en 1996. River buscará ganar su segundo título ‘mundial’. Mientras tanto, los pupilos de Gallardo se ubican a seis puntos (con un partido menos) de los líderes en el campeonato doméstico. Con la muñeca del Muñeco todos los movimientos son más sencillos y los hinchas riverplatenses gozan gracias al que hoy en día, es el mejor entrenador del fútbol argentino.

Anuncio publicitario