Fútbol Argentino/Opinion

Así en el cielo como en la tierra

Marcelo Gallardo, adaptación, gestión y trabajo para consagrarse en América (Foto: www.superdeportivo.elonce.com)

Marcelo Gallardo, adaptación, gestión y trabajo para consagrarse en América (Foto: http://www.superdeportivo.elonce.com)

El fútbol argentino vive un momento sublime en lo que a resultados se refiere. San Lorenzo de Almagro recuperó, en 2014, una Copa Libertadores que era esquiva para nuestro país desde la consagración de Estudiantes de La Plata en 2009. River Plate, confirmó la supremacía argentina, a nivel clubes, tanto en la Copa Sudamericana 2014 como en la Recopa y en la Copa Libertadores durante el presente año. Como corolario del éxito deportivo, el seleccionado nacional estuvo a un paso de alzarse con la Copa del Mundo Brasil 2014 y cayó por penales en la definición de la última Copa América en Chile.

Un análisis rápido y atento a los resultados, culminaría en una sensación equivoca. El fútbol argentino no transita su edad más gloriosa. Institucional, organizativa, política y futbolísticamente, la actualidad del fútbol argentino camina el sendero del desorden y la dejadez. Los violentos le ganan a los hinchas, los clubes pierden ante gestiones dirigenciales terroríficas, los dólares y el complicado ámbito social invitan a los mejores jugadores a emigrar a otras tierras. Los torneos son cada vez más difíciles de explicar y dé usted gracias si sabe qué día y en qué horario, su equipo disputa el próximo encuentro.

Pero el fútbol tiene dos elementos que lo van a mantener vivo siempre. La pelota y la pasión. Y allí está la base fundamental para explicar los motivos de una cosecha tan próspera a partir de una siembra bastante magra.

Pelota y pasión dividieron al fútbol argentino en dos bandos durante décadas. Por un lado aquellos que predican el arte de ganar como se debe. Jugando un fútbol estético y atractivo que entregue el resultado por decantación. Por el otro los que buscan ganar como sea. Amantes del resultado por encima de la sustentación del mismo en bases sólidas que provienen del juego. Ambos bandos encontraron su ‘Superman’ en César Luis Menotti y Carlos Salvador Bilardo desde mediados de los años 70’, incluso exagerando las posiciones de uno y otro entrenador.

El muro entre uno y otro bando fue tan firme, que personalidades de la altura futbolística de Marcelo Bielsa o José Pekerman, no consiguieron derribarlo. Pero como el de Berlín sucumbió ante la presión popular y las nuevas ideologías, la pared entre el ‘esteticismo’ y el ‘resultadismo’ comienza a ceder, dando paso a una nueva era. El fútbol argentino ha encontrado una nueva imagen, mas aggiornada a estos tiempos de escasez y a la necesidad de arreglarse con lo que se puede tener a mano.

Con diferentes estilos, hombres como Diego Pablo Simeone, Alejandro Sabella, Edgardo Bauza o Marcelo Gallardo, entre otros, dan surgimiento a un nuevo camino en el fútbol argentino. Una corriente que aporta frescura y administra recursos hacia objetivos de alto vuelo. Una ruta hacia el mejor resultado mediante el aprovechamiento integral de cada elemento. Estos hombres no intentan ganar como se debe. Tampoco se limitan a ganar como sea. La premisa de esta nueva corriente es ganar como se puede.

Adaptación al medio, ideas claras, margen de maniobra para modificarlas ante la adversidad, motivación máxima, objetivos precisos, plazos cortos, bajo perfil y mucho trabajo, son signos distintivos de esta nueva etapa del fútbol argentino. Sin estridencias, sin perder efectividad en pos de la belleza, buscando caminos lógicos hacia los mejores logros posibles, tratando de sacar lo mejor de cada instrumento para potenciar lo grupal. El fútbol argentino está hoy lejos de su cielo histórico, pero por fin ha puesto los pies en la tierra.

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